Dr. Andrés Víctor Salazar Monasterios
En la actualidad, constantemente ingresan en nuestra vida diaria diferentes tipos de máquinas que cuentan con tecnología de Inteligencia Artificial. La misma se constituye sin lugar a dudas en como algo transformador y perturbador del orden político y social, que establece hito en la historia de la humanidad de magnitudes similares a la Revolución Industrial, que generará al mismo tiempo desarrollo y desempleo. Por lo que, si tenemos en cuenta la gran importancia e impacto que tiene esta herramienta, personas inescrupulosas, buscando beneficios propios, podrían darle un uso inadecuado e inclusive ilegal a la IA.
Tengamos presente que existen varios factores que desempeñan un papel importante en la creciente influencia de la IA, entre ellas podemos mencionar la constante mejora en la maquinaria informática, situación que permite un evidente aumento del procesamiento de datos por la gran disponibilidad de datos en formato digital, al ser el principal sustento para los sistemas de IA y evidentemente, los avances tecnológicos en el campo del aprendizaje automático, el hecho de que la IA entrena algoritmos para realizar tareas específicas de forma autónoma, entre otros.
La IA se está implementando en muchos ámbitos, generando un potencial efecto positivo en la sociedad, toda vez que puede contribuir en hacer más eficientes los diferentes procesos necesarios en el día a día, asimismo, tiene la capacidad de generar estrategias para los retos medioambientales y lograr avances en las ciencias biológicas, en el sector médico, existen sistemas de IA utilizados para el diagnóstico, entre otros.
Entonces, esta creciente influencia de la Inteligencia Artificial sobre la sociedad, también conllevó al desarrollo de sistemas de IA en la lucha contra la corrupción. Por ejemplo, en la predicción de los riesgos de ésta basándose en datos, así como también se utilizan con mucha regularidad sistemas de algoritmos en el Compliance empresarial, para evitar el lavado de dinero y la legitimación de ganancias ilícitas, cuyo sistema analiza bases de datos masivas de transacciones financieras para detectar irregularidades, en rangos definidos por el programador del sistema.
Así como tiene elementos positivos, la IA también tiene repercusiones negativas, voluntarias o no, muchas veces la IA puede producir resultados no deseados como consecuencia de datos de entrada sesgados, algoritmos defectuosos o una aplicación irresponsable. Ahora bien, aparte de los elementos negativos aparentemente involuntarios, cada vez se producen más casos en los que la IA se convierte intencionadamente en un arma, por ejemplo, estafadores que utilizan imitaciones realistas de contenidos audiovisuales producidos por la IA, para perpetrar sus planes, la suplantación de identidad, la fijación uniformada de precios a través de la utilización de algoritmos de IA, la utilización de bots para difundir noticias falsas y desinformación sobre una situación en particular para aumentar el valor de una empresa por ejemplo o ir en contra de un candidato político. Por lo que es necesario diferenciar el uso malicioso de sistemas de IA con que el sistema de IA esté corrupto en sí mismo, porque estos actos no son ejecutados por los programadores del sistema.
Ahora bien, de lo mencionado precedentemente, es necesario entender a que nos referimos con una IA corrupta, constituyéndose en el uso malintencionado de los sistemas de IA por parte de un usuario interesado en beneficio privado o en perjuicio de un tercero. De lo señalado se puede inferir consecuentemente que, éste es un tipo de delincuencia particularmente difícil de sancionar. En una sociedad cada vez más digitalizada, como en la que vivimos hoy, quienes tienen los algoritmos, códigos y datos son cada vez más poderosos, por lo que la IA tiene la capacidad de consolidad desequilibrios de poder y como en todo hecho de corrupción la debilidad en la lucha se encuentra en que, quienes pueden combatirla, normalmente tienen pocos incentivos para hacerlo porque normalmente se benefician de la misma, en contraposición, las víctimas, quienes tienen el incentivo para combatir la corrupción, usualmente tienen poco poder para hacerlo. Entonces, la IA, al encontrarse en las manos de los poderosos, solamente exacerba esta tendencia. Más aún cuando las leyes no van a la misma velocidad que la sociedad en sí misma, las reglamentaciones quedan obsoletas con mayor facilidad, y los delincuentes al ser cada vez más creativos, dejan en un estado pleno de indefensión al ciudadano promedio ante una situación como ésta.
La IA, es una herramienta poderosa de influencia y cambio, esencia que la hace atractiva para su utilización irrestricta para beneficio de los detentadores de poder político y económico, que se apoyan en la debilidad establecida precedentemente del Estado de Derecho, lo cual facilita ampliamente a que la IA se utilice de forma corrupta, al existir dirigentes políticos o grandes empresas que buscan enriquecerse o consolidar su control sobre el poder. Es claro que, a lo largo de la historia de la humanidad, los sistemas políticos han evolucionado hacia formas de gobierno más autocráticas, lo cual es una precedente a la corrupción per sé.
La corrupción en la IA puede tener varias formas de aplicación, por ejemplo, cuando el sistema de IA se diseña intencionadamente con fines corruptos (ej. Cuando un político crea un sistema de IA para generar desinformación con el fin de desacreditar e intimidar a sus oponentes en una elección); otra forma de aplicación se da si los datos de entrenamiento de los sistemas de IA existentes se manipulan para lograr objetivos corruptos en beneficio privado o perjuicio específico (ej. Un programador de IA podría diseñar una valor adicional hacia cierto grupo de personas basándose en su género, raza o nacionalidad); o la forma más convencional cuando un sistema de IA se aplica de forma corrupta (ej. La creación de contenido hiper realista para obtener un mayor beneficio al momento de la valoración de una empresa con el fin de aumentar el valor de sus acciones).
En el ámbito médico, por ejemplo, los actores maliciosos podrían programar a la IA para que detecten enfermedades que no existen, en este sentido, se podría manipular la directiva de la IA de tal manera que pueda asegurar una maximización de los ingresos para el hospital en perjuicio de la salud misma del paciente. Ahora bien, teniendo en cuenta que existen sistemas de IA creados con objetivos benignos concretos, como se mencionó precedentemente, también pueden ser utilizados corruptamente, se han dado casos en los que se utilizan los sistemas que detectan los intereses de las personas para generar las publicidades adecuadas en campañas políticas.
Ahora bien, considerando que la IA es una tecnología emergente, sus consecuencias son difíciles de predecir, por lo que será pragmáticamente difícil elaborar normativas aplicables al caso, pero si las normativas se posponen hasta que la utilización de esta nueva tecnología sea amplia, llegarán demasiado tarde, es por eso que se tiene que generar normativa básica sobre el tema y que, con especial interés, vaya evolucionando a la par de la utilización de la IA, al menos en el establecimiento de directrices para el desarrollo y aplicación ética de la IA, claro es el ejemplo de la Unión Europea al emitir el Reglamento Europeo de Inteligencia artificial, mismo que regula los sistemas de alto riesgo que podrían abarcar temas relevantes para la salud, la seguridad o lo derechos fundamentales.
El impacto que tiene la IA en la sociedad es inconmensurable y se encuentra en constante crecimiento. Es por eso que, en el mundo digital, se crea una nueva forma de poder, a quienes tienen los códigos o algoritmos, que en su mayoría son gobiernos o grandes empresas tecnológicas. Por esta razón, se debe promover el desarrollo de normativa al respecto que apoyen y regulen el diseño e implementación éticos de la IA, así como la concientización y capacitación de su uso. Siendo de vital importancia, introducir obligaciones de transparencia para todos los modelos de IA con el fin de permitir una mejor comprensión de estos modelos y obligaciones adicionales de gestión de riesgos. Por lo que, irrefutablemente, la IA es un nuevo hito en la historia de la humanidad, por lo que debe usarse de manera responsable, y como usuarios debemos ser capaces de utilizar la inteligencia humana para discernir la información proveniente de estos sistemas y utilizarla de forma ética.